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*buscabiografias.com
Artículo: Biografía de Juana Manuela Gorriti Autor: Víctor Moreno, María E. Ramírez, Cristian de la Oliva, Estrella Moreno y otros Website: Buscabiografias.com URL: https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/435/Juana%20Manuela%20Gorriti Publicación: 2000/02/17 -dateModified- Última actualización: 2020/08/13
Edición de
Thomas Ward
El rapto
Era la última hora de un día primaveral. El sol trasponía majestuosamente la montaña, nacarando con su postrer rayo las nieves de la opuesta cordillera, y dibujando en largas sombras la silueta fugaz de las cabras que ramoneaban aquí y allí entre las sinuosidades de los peñascos las hojas de los arbustos y la espinosa corteza de los cardos.
Todo era calma y silencio en aquellas agrestes soledades. Las torcaces solas, ocultas en los agujeros de las peñas, mezclaban su triste arrullo al rumor de la cascada, que como un lejano trueno se elevaba del profundo valle donde el Rímac precipita sus aguas2.
De pronto una voz dulce y penetrante exhaló un alegre grito.
-- «Mamay» --exclamó en la lengua de los incas3, --¿ves las lindas flores de oro que brillan allá abajo entre las piedras? Voy a cogerlas para ti.
Y una bella niña de cinco años, fresca, rosada y envuelta en un gracioso «anacco»4, descendió saltando alegremente uno de aquellos ásperos senderos. Al mismo tiempo de tras un peñasco salió una joven india, gritando con angustioso acento: ¡No Cecilia, no, hija mía! Esas piedras están en el camino... ¡Oye las carreras de los soldados! Si vienen ... ¡Ahí están! Allá viene uno... ¡Mi hija!... ¡Hija mía! ... ¡Oh!
En efecto, un regimiento descendió costeando la cascada.
Al llegar al valle, de una de las últimas compañías se había separado un oficial, y llamando a un ordenanza habíale dicho algunas palabras señalando a la niña, que a lo lejos cogía flores entre las piedras del camino.
El soldado se dirigió hacia ella a galope, y llegando a su lado, inclinóse sobre el estribo, y la arrebató en sus brazos. Mas al momento de enderezarse sobre la silla para colocar a la niña en el arzón, sintió dos manos de acero, que aferrándose a su garganta lo derribaron en tierra.
La india había corrido en auxilio de su hija, y teniendo la cabeza del soldado bajo su rodilla buscaba con ojos feroces una piedra para acabar de matarlo5.
Arrancó, en fin, un grueso guijarro, mas en el momento que lo alzaba sobre el soldado, sintióse asida por los cabellos.
El oficial que había ordenado el rapto, arrastrándola sin piedad, la arrojó al fondo de un barranco.
Un gemido desgarrador, un gemido de madre salió del precipicio a tiempo que el oficial decía riendo:
--¡Vaya un maricón! ¡Dejarse acogotar por una mujer! Felizmente llegué yo a tiempo... Mas... ¡qué chistosa casualidad!... Sí, aquí, en este mismo sitio, o muy cerca debió ser donde aquella muchacha... Calla, chica, calla. ¡Oh! ¡qué bonita es! Grandes ojos negros, cabellos sedosos, una boquita de coral. Un lindo obsequio para mi hermosa Pepa, esa malvada que se divierte en dar tortura a las almas... Calla, chica, que vas a ser muy feliz. Tendrás confites, bizcochos, y... bofetones a discreción de manos de aquella maldita6.
--Mariano, tómala. Galopa hasta alcanzar a los arrieros, y di al mío que lleve esta «cholita» con el mayor cuidado, y que al llegar a Lima no vaya tontamente a entregarla en casa. Que la deje al guarda de la garita de Maravillas hasta que tú llegues. ¿Entiendes?
Y se alejó volviendo a su puesto en la marcha, mientras el soldado tomaba a galope la delantera al regimiento, llevando consigo a la niña que lloraba con un llanto desesperado. Mas sus lamentos se perdieron a lo lejos, confundiéndose luego con el gemido del viento y el ruido de las aguas, y el valle quedó en profundo silencio7.
1 Juana Manuela Gorriti, “Si haces mal no esperes bien”, de Sueños y realidades, dos tomos (Buenos Aires, 1907), tomo II, págs. 146-174. La novelita (o cuento si se quiere) se publicó por primera vez en la Revista de Lima 4 (1861): 111-7; 147-159. La versión de Buenos Aires no sólo fue posterior sino también más difundida que la de la Revista de Lima. El scanning lo hicieron Kathryn Simmons & Matt McNamee en Loyola College, Baltimore, Maryland 21210, USA. Éste asimismo fue lector de pruebas y efectuó la conversión del documento a HTML. Pat Cunningham y Thomas Ward lograron lecturas posteriores de pruebas. Se modernizó la ortografía y el uso de los signos diacríticos para facilitar su lectura.
2 Pese al desarrollo elevado de Tanhuantinsuyo, el llamado imperio incaico, se redujo a un ámbito rural. Por lo tanto se puede hablar de este cuento como una novelita pastoral. Kristal señala este rasgo de a primera parte del relato. Véase Efraín Kristal, Una visión urbana de los Andes: Génesis y desarrollo del indigenismo en el Perú 1848-1930, Lima: Instituto de Apoyo Agrario, 1991: 89.
3 “La lengua de los incas” es el quechua, llamado runa sumi, la lengua del pueblo. La terminación -ay es una terminación de cariño, algo como -ito en castellano. De esta suerte, mamay podría traducirse libremente como mamita y tatay como papito.
4Anacco, del quechua anacu, es una manta que las andinas usan como falda. Véase Miguel Ángel Ugarte Chamorro, Vocabulario de peruanismos, Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1997, p. 28.
5Frecuentemente, cuando se habla de “indios” se imagina la época prehispánica o la colonia. A primer vistazo se podría hacer esto con “Si haces mal, no esperes bien”. Sin embargo, no hay razón de pensarlo así. La mayoría de la ficción de Gorriti no es histórica y, cuando lo es, hay indicadores históricos que lo confirman como tal, como la presencia de Bernardo Monteagudo en “El ángel caído” incluido aquí en esta edición. La mayoría de la ficción de Sueños y realidades trata de las nuevas naciones, en particular, las Provincias Unidas del Sur, y del Perú. Entre estos relatos figuran “El guante negro”, “Guibi Amaya” y “Si haces mal, no esperes bien”. Hasta “La hija del mashorquero” –“una leyenda histórica”– trata de la época de Rosas, así como lo hace “El lucero del Manantial”. No hay ningún indicador, ni fecha ni personaje, en “Si haces mal, no esperes bien” que sugiera la colonia. Por lo tanto, es improbable que Gorriti haya tenido esta intención. Más vale pensar que Gorriti tenía en mente una crítica de las estructuras y prácticas coloniales que sobrevivían durante las primeras décadas de la república, una crítica mucho más peligrosa que reproches dirigidos a los tiempos de antaño, una crítica que subraya lo atrevido que fue la escritora.
6El aprecio estético de la belleza de una mujer andina constituye una temprana muestra de indianismo. Un buen lugar para entender las diferencias entre el indianismo y el indigenismo sería Fernando Rosemberg, “Dos actitudes literarias: indianismo e indigenismo”, Revista Interamericana de Bibliografía 36 (1986): 52-57.
7La sintonización de las emociones y la naturaleza es rasgo común en las grades novelas del siglo XIX, como Sab de Gertrudis
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