martes, 2 de febrero de 2021

 

  Christine de Pisan (Venecia, 1364 – Monasterio de Poissy, hacia 1430

La Ciudad de las Damas, considerada una clara anticipación del feminismo

moderno, corona una obra que cultiva la poesía, la historia y los temas

moralizantes. La argumentación sorprende por su modernidad, abordando

temas como la violación, la igualdad de sexos, el acceso de las mujeres al

conocimiento, etc., que convierten a este libro en una obra capital para la

historia de las mujeres y para el pensamiento occidental en el alba de los

tiempos modernos.

 

 La ciudad de las damas, Cristina de Pisan

   VII

Donde Cristina charla con Derechura

EÑORA mía, ahora que veo y entiendo hasta qué punto es justa la causa de

las mujeres, hay que dejar bien claros los errores de quienes las acusan.

Ahora no puedo callar una costumbre muy frecuente en los hombres e incluso en

algunas mujeres: cuando ellas dan a luz una niña, ocurre a menudo que sus maridos

protestan y se quejan de que no haya sido niño, y las tontas de sus mujeres, en vez de

alegrarse y dar gracias a Dios de que el parto haya ido bien, se sienten desgraciadas

porque sus maridos se quejan. ¿Por qué les dará pena? ¿Es que las hijas son una

mayor carga para sus padres que los hijos varones, se ocupan menos de ellos o son

menos cariñosas?

—Querida amiga —me contestó—, ya que me has preguntado la razón, te diré

que viene de la ingenuidad y total ignorancia de quienes se quejan así; ahora bien, el

principal motivo es que temen lo que les han de costar la dote y la boda; otros

también porque piensan en el peligro de que unas hijas jóvenes y sin experiencia

puedan dejarse seducir. Todas estas razones no resisten un examen serio.

           XII

Donde anuncia Derechura que han terminado la construcción de la

Ciudad y que ya es tiempo de poblarla

E parece, querida Cristina, que nuestra construcción anda muy adelantada.

A lo largo de las anchas calles de la Ciudad de las Damas ya se levantan

altos edificios, magníficas mansiones y palacios, tan altas torres y atalayas que

pueden divisarse desde lejos. Ahora es tiempo de poblar esta noble Ciudad para que

no se quede vacía como una villa muerta. Al contrario, estará toda ella habitada por

mujeres y de gran mérito, porque son las únicas que queremos aquí. ¡Qué felices

vivirán las damas de nuestra ciudad! No tendrán que temer ser expulsadas por

ejércitos extranjeros, porque la obra que hemos ido construyendo tiene una propiedad

especial, la de ser inexpugnable. Ahora empieza la era del Nuevo Reino de

Femineidad, muy superior al antiguo reino de las amazonas, porque las damas que

habiten aquí no tendrán que marcharse para concebir y dar a luz a nuevas herederas

que mantengan sus posesiones y perpetúen su linaje. Quienes se alojen aquí, ahora,

vivirán en esta Ciudad eternamente.

»Cuando la hayamos poblado con mujeres de calidad, llegará a la vera de mi

hermana Justicia la Reina que supera a todas. Ella y su séquito de princesas morarán

en los hermosos aposentos que coronan las altas plantas de las elevadas torres. Ella es

la Emperatriz del Género Femenino y es justo que haga una entrada triunfal en esta su

Ciudad, donde la acogerán todas las mujeres.

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