Christine de Pisan (Venecia,
1364 – Monasterio de Poissy, hacia 1430
La
Ciudad de las Damas, considerada una clara anticipación del
feminismo
moderno, corona una obra
que cultiva la poesía, la historia y los temas
moralizantes. La
argumentación sorprende por su modernidad, abordando
temas como la violación, la
igualdad de sexos, el acceso de las mujeres al
conocimiento, etc., que
convierten a este libro en una obra capital para la
historia de las mujeres y
para el pensamiento occidental en el alba de los
tiempos modernos.
La
ciudad de las damas, Cristina de Pisan
VII
Donde Cristina charla con
Derechura
EÑORA mía, ahora que veo
y entiendo hasta qué punto es justa la causa de
las mujeres, hay que
dejar bien claros los errores de quienes las acusan.
Ahora no puedo callar una
costumbre muy frecuente en los hombres e incluso en
algunas mujeres: cuando
ellas dan a luz una niña, ocurre a menudo que sus maridos
protestan y se quejan de que
no haya sido niño, y las tontas de sus mujeres, en vez de
alegrarse y dar gracias a
Dios de que el parto haya ido bien, se sienten desgraciadas
porque sus maridos se
quejan. ¿Por qué les dará pena? ¿Es que las hijas son una
mayor carga para sus
padres que los hijos varones, se ocupan menos de ellos o son
menos cariñosas?
—Querida amiga —me
contestó—, ya que me has preguntado la razón, te diré
que viene de la
ingenuidad y total ignorancia de quienes se quejan así; ahora bien, el
principal motivo es que temen
lo que les han de costar la dote y la boda; otros
también porque piensan en
el peligro de que unas hijas jóvenes y sin experiencia
puedan dejarse seducir. Todas estas razones no resisten un
examen serio.
XII
Donde anuncia Derechura
que han terminado la construcción de la
Ciudad y que ya es tiempo
de poblarla
E parece, querida
Cristina, que nuestra construcción anda muy adelantada.
A lo largo de las anchas
calles de la Ciudad de las Damas ya se levantan
altos edificios,
magníficas mansiones y palacios, tan altas torres y atalayas que
pueden divisarse desde
lejos. Ahora es tiempo de poblar esta noble Ciudad para que
no se quede vacía como
una villa muerta. Al contrario, estará toda ella habitada por
mujeres y de gran mérito,
porque son las únicas que queremos aquí. ¡Qué felices
vivirán las damas de
nuestra ciudad! No tendrán que temer ser expulsadas por
ejércitos extranjeros,
porque la obra que hemos ido construyendo tiene una propiedad
especial, la de ser
inexpugnable. Ahora empieza la era del Nuevo Reino de
Femineidad, muy superior
al antiguo reino de las amazonas, porque las damas que
habiten aquí no tendrán
que marcharse para concebir y dar a luz a nuevas herederas
que mantengan sus
posesiones y perpetúen su linaje. Quienes se alojen aquí, ahora,
vivirán en esta Ciudad
eternamente.
»Cuando la hayamos
poblado con mujeres de calidad, llegará a la vera de mi
hermana Justicia la Reina
que supera a todas. Ella y su séquito de princesas morarán
en los hermosos aposentos
que coronan las altas plantas de las elevadas torres. Ella es
la Emperatriz del Género
Femenino y es justo que haga una entrada triunfal en esta su
Ciudad, donde la acogerán todas las mujeres.
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