El verdugo, de A. Koestler
Cuenta
la historia que había una vez un verdugo llamado Wang Lun, que vivía en el
reino del segundo emperador de la dinastía Ming. Era famoso por su habilidad y
rapidez al decapitar a sus víctimas, pero toda su vida había tenido una secreta
aspiración jamás realizada todavía: cortar tan rápidamente el cuello de una
persona que la cabeza quedara sobre el cuello, posada sobre él. Practicó y
practicó y finalmente, en su año sesenta y seis, realizó su ambición.
Era un atareado día de ejecuciones y
él despachaba cada hombre con graciosa velocidad; las cabezas rodaban en el
polvo. Llegó el duodécimo hombre, empezó a subir el patíbulo y Wang Lun, con un
golpe de su espada, lo decapitó con tal celeridad que la víctima continuó subiendo.
Cuando llegó arriba, se dirigió airadamente al verdugo:
-¿Por qué prolongas mi agonía? -le
preguntó-. ¡Habías sido tan misericordiosamente rápido con los otros!
Fue el gran momento de Wang Lun;
había coronado el trabajo de toda su vida. En su rostro apareció una serena
sonrisa; se volvió hacia su víctima y le dijo:
-Tenga la bondad de inclinar la
cabeza, por favor.
Nunca entendí que se pudiera ser un verdugo. Me impresiona el personaje que se entrena cual malabarista para cortar el cuello del condenado. Imagino las cabezas, la sangre...
ResponderEliminarUn verdugo orgulloso de su trabajo. Entiendo que es en la China Antigua, pero aun asi no me sentí comoda.
Anaofelia
Hace poco lo leí.Seguramente en las redes. Recuerdo el cuento porque me impactó. Es el símbolo de aquellos que no les importa el sufrimiento ajeno en pos de su propia satisfacción.
ResponderEliminarEn aquellas épocas era normal impartir justicia decapitando .Lo he visto reflejado en películas turcas ,en el medioevo en Europa. Pero también me viene a la memoria una película inglesa que si no mal recuerdo narra la vida de un senor común cuyo trabajo es ser el de verdugo ,ya no en la edad media sino alrededor de los anos 50.Ahi se muestra como este hombre dedicaba su vida a ser cada vez mas eficiente su TRABAJO, y no se lo cuestionaba, estaba aprobado por las leyes, era un servidor de la corona, percibia su sueldo. Pienso que aquí se narra algo similar. Tampoco me podría meter en la cabeza de aquellos que lo hacen, pero intento comprender que lo toman como una misión o labor que deben llevar a cabo y no se lo cuestionan. Es su deber.
ResponderEliminarAdriana
ResponderEliminarCOMO A MI ME ENCANTA EL HUMOR NEGRO, ESTE CUENTO LO LEO DESDE ESE ANGULO, LO ENCUENTRO INGENIOSO, SOBRE TODO EN EL REMATE (VALGA LA PALABRA)
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