LAS LÍNEAS DE LA MANO
Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984)
De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta mirar bien para descubrir que la línea continúa por el piso de parqué, remonta el muro, entra en una lámina que reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una mujer reclinada en un diván y por fin escapa de la habitación por el techo y desciende en la cadena del pararrayos hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito, pero con atención se la verá subir por la rueda del autobús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia, entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta y zigzaguea hasta el muelle mayor y allí ( pero es difícil verla, sólo las ratas la siguen para trepar a bordo ) sube al barco de turbinas sonoras, corre por las planchas de la cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla mayor y en una cabina, donde un hombre triste bebe coñac y escucha la sirena de partida, remonta por la costura del pantalón, por el chaleco de punto, se desliza hasta el codo y con un último esfuerzo se guarece en la palma de la mano derecha, que en ese instante empieza a cerrarse sobre la culata de una pistola
Me mató. Con eso digo todo. Cortazar no es de mis escritores favoritos, pero con este cuento bastaría para entrar en la historia. Toooodas las cosas que imaginé posibles mientras la línea corría hasta llegar a su destinatario! y allí tooooodas las cosas que se pueden imaginar. Increíble. Perfecto
ResponderEliminarHERMOSO CUENTO! SIEMPRE TAN POÉTICO Y Y CON ESOS FINALES PERFECTOS! GRACIAS ADRIANA.
ResponderEliminarMARIA
Si ,me atrapo desde que comenzó,el recorrido me parece fantástico,desde que sale de la mano y llega a la otra con un final realmente inesperado y abierto Un genio. Siempre ha logrado transmitir un monton de sensaciones ,con tanta facilidad ,maravilla
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ResponderEliminarConcuerdo con todas. Hermoso, poético. Con un final justo para el desarrollo vertiginoso del cuento. Como si después de una curva cerrada, pusieras el freno de mano.
ResponderEliminarAnaofelia
Me hace pensar en el poder de las palabras. Pero también creo que cada palabra resuena en cada uno según su bagaje, su historia.
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