jueves, 3 de diciembre de 2020

SOBRE LA PELÍCULA "DE ESO NO SE HABLA"

FRAGMENTOS DE ARTÍCULOS Y DE ENTREVISTA A  M.L. BEMBERG SOBRE LA PELICULA “DE ESO NO SE HABLA”

https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/senora-nadie-25-anos-su-muerte-se-nid2361854

Tres años después del estreno de Yo, la peor de todas llegará su última película, titulada De eso no se habla. Un film muy especial, adaptado del cuento de Julio Llinás por la directora y el guionista Jorge Goldenberg: "Un contenido esencial para el ser humano: la soledad, la pasión, la soberbia, la libertad y el destino", definió María Luisa a su obra con aires de fábula. Los detalles de este trabajo se actualizan en el sensible documental de Tomás de Leone Un sueño hermoso -disponible en Cine.Ar Play- que reconstruye el derrotero de su protagonista Alejandra Podestá. En otro documental, Yo recuerdo, a Marcello Mastroianni se lo ve bailar con Podestá, de cuyo personaje se ha enamorado, y cuyo enanismo es el secreto al que alude el título del film. "Ubiqué esa escena justo después del momento en el que él ironiza sobre la etiqueta del "latin lover", dijo la realizadora de Yo recuerdo, Ana María Tató, a LA NACION cuando lo presentó en el Festival de Cannes en 1997.

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http://www.cinelibre.ch/download/bemberg_libretto.pdf?PHPSESSID=85d7a9a5b604ad275f05

Desobediencias y rebeldías en el cine de María Luisa Bemberg
Gabriela Well

De eso no se habla cuenta la historia de Carlota, una mujer diferente que lleva al límite el mandato genérico para terminar desertando tanto del rol de hija como del de esposa. Más allá del carácter alegórico del film, sobre el que nos detendremos más adelante, el personaje de Carlota no sólo niega la identidad derivada de la mujer sino que asume una identidad diferente, por lo que nos parece ver aquí –y sólo en este film– algo más que la pura inversión. La novedad que introduce la protagonista femenina del último film Bemberg es la reivindicación de la
diferencia y de las identidades múltiples.

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Si tomamos globalmente la filmografía de María Luisa Bemberg y atendemos a su cronología, parece advertirse un proceso de aprendizaje que queda trunco con la muerte de la realizadora. Efectivamente podemos realizar un paralelo entre su producción cinematográfica y la producción teórica de la crítica feminista: de la denuncia y la reivindicación a la postulación del derecho a la diferencia. Ese es el curso que siguieron sus filmes, desde Momentos y Señora de Nadie, más apegadas a la proclama y la reivindicación, hasta De eso no se habla. Esta película merece una especial consideración, en la medida en que la alegoresis funciona como punto cúlmine de este planteo: Carlota, a quien su madre pretenciosa llama Charlotte, es visiblemente diferente, es enana; su madre insiste en negar esta realidad y cuando se ve obligada a reconocerla decreta que “de eso no se habla” y
si no se nombra, no existe. Carlota es criada entonces como una princesa y hasta logra casarse con el soltero más codiciado del pueblo. Todo parece funcionar según lo establecido, lo que incluye la doble moral de su madre y de la mayoría de los personajes de la historia, pero Carlota padece una tristeza incurable, a pesar de que ha logrado desarrollar al máximo ciertas transgresiones como la destreza física, una intensa relación con el saber y habilidades artísticas. La insatisfacción de Carlota persiste, ante la incomprensión de quienes la rodean que
creen que ella lo tiene todo. Un buen día, decide abandonar, sin remordimiento alguno, a su madre, su esposo y su pueblo y se marcha con una troupe de circo. El planteo revela cierta inevitabilidad del ser uno mismo, pero sobre todo muestra la posibilidad concreta de ser diferente y de buscar un espacio propio.

Carlota es un personaje que crece con el desarrollo del film y que condensa el crecimiento de la gran imaginera detrás de la cámara. Efectivamente, De eso no se habla parte pintando una serie de relaciones funcionales al sistema sexo-género hegemónico y de distribución jerárquica y tradicional del poder: en su relación con la madre, con los amigos, con los maestros y con su marido, Carlota va respondiendo a las expectativas hegemónicas hasta la ruptura, repentina y total, con este sistema. Lo novedoso del film es entonces no sólo la transgresión (Carlota deserta de su rol de hija, de esposa, de miembro mismo de esta sociedad), sino la multiplicación de la diferencia, en el sentido de que aquí se violan las estructuras fundamentales de las relaciones de género: el sistema de los sexos, la distribución del poder, los roles atribuidos, la posesión del saber, la estructura familiar, la autoridad del sujeto masculino, la moral y el estilo de vida aceptables. Todo esto se sintetiza en las escenas finales, en particular en el desfile del circo. Como vemos, el problema de la victimización como consecuencia inevitable de la transgresión no tiene, en estas películas, una respuesta uniforme: en Momentos, Lucía transgrede, no se hace cargo del papel de víctima en la que se intenta colocarla y regresa al punto de partida, pero con una transformación interior. En Camila, en Miss Mary y en Yo, la peor de todas, la transgresión empuja a las protagonistas hacia el terreno de la víctima, pero de distinta manera: Camila se rebela una y otra vez hasta que al final, queriendo huir, no lo hace para no abandonar a su amor; Mary transgrede y termina yéndose, en una especie de autoinmolación; mientras que Juana se recluye, como último acto de resistencia. En Señora de Nadie se presenta a Leonor como la figura de la víctima femenina para negarla y superarla en una nueva alternativa y en De eso no se habla se supera el sistema sexogénero y se recupera la figura de la transgresión hacia la multiplicación de las diferencias: no sólo de sexo, de clase, de generación, también de deseos y expectativas; a la figura de la víctima se le opone el complejo concepto de ser uno mismo, de la libertad individual.

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ENTREVISTA A M. L. BEMBERG (LA NACION- 16 de mayo 1993)

“Puedo decir que Charlotte, la hija de Luisina Brando en el film,  es metáfora de quienes se saben diferentes de los demás, convertida en fuerte alegato por el derecho a la diferencia.”

Segura M.L Bemberg reconoce que “De eso no se habla” es la mejor película de su filmografía: es la que tiene más libertad, -admite- “con un vuelo que la acerca a la poesía”…

…sentí en todo momento estar caminando por una  cornisa afilada, al no querer faltarle el respeto a un ser que amo y admiro por su coraje – Bemberg se refiere a Alejandra Podestá, la actriz enana del film – por su capacidad de entrega y por haber asumido representar un papel en el que se mezclan dolorosamente ficción y realidad.

Charlotte es un ser libre que no se deja vencer por la adversidad ni deja que nadie mande sobre ella. La desobediencia es la libertad de no dejarse someter y la libertad es el tema de todas mis películas.


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